Como consecuencia de la crisis económica mundial derivada de la Segunda Guerra Mundial, en los años cuarenta México adoptó el modelo de sustitución de importaciones para hacer más rentable la manufactura nacional. En la década de los setenta, los cambios en el contexto internacional provocaron el declive de este modelo, el cual se agotó en los ochenta. Esto se vio reflejado en la baja producción de la arquitectura industrial de calidad.
Después de dos décadas de crisis, a principios de los noventa México se abrió a los mercados internacionales y el mundo globalizado impuso sus controles. Los estados de la región del Bajío (Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes y San Luis Potosí) se convirtieron en el nuevo corazón industrial del país. Como contraparte, en años recientes en otras regiones se ha impulsado el comercio justo y la industria artesanal de la mano de una arquitectura que también aprovecha los recursos locales.